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Matías Goyeneches Investigador, Miembro de la Mesa por el Derecho a la Salud |
Durante
el gobierno de Sebastián Piñera, y bajo la dirección de Cecilia Morel, se ha
implementado el programa “elige vivir sano”, que acaba de cumplir dos años de
existencia. El gobierno, para dar continuidad a este programa, ha enviado un
proyecto de ley con el fin de consagrar un “sistema” Elige Vivir Sano y, de
esta forma lograr, su permanencia en el tiempo.
Este programa parte de una premisa totalmente añeja e ideológica, la
cual es que todos estamos en igualdad de condiciones para elegir un estilo de
vida sano, algo que a simple vista resulta ser falso. Esta cuña ideológica pasa
por alto toda la evidencia que los enfoques de la epidemiologia social y los
determinantes sociales de la salud han construido a lo largo del siglo XX. Las
evidencias no apuntan a la decisión del individuo, sino a su contexto social y
cómo afecta su salud.
El
“Elige vivir sano” olvida –o nos quiere ocultar –una realidad: que nuestra
sociedad es desigual y que en Chile solo algunos tienen posibilidad de acceder
a la libertad de elegir, mientras el resto no puede hacerlo. Si bien en lo
formal todos deberíamos tener las mismas libertades, la realidad de una familia
que vive con el sueldo mínimo, o bajo la línea de pobreza, es que no puede elegir,
no puede darse el gusto de comer sano, hacer deporte, etcétera. Todo esto es
algo que efectivamente debería poder hacerse, pero mientras tengamos un
“programa” o “ley” que solo haga énfasis en la decisión individual, sin atender
los determinantes sociales en salud, esto no es más que challa e ideología
ultra liberal.
El
“Elige vivir sano” oculta la realidad bajo el marketing, (una realidad en la
que familias completas viven con sueldos miserables) sin hacerse cargo de
generar herramientas para cambiar esta situación. Al contrario: nos genera la
falsa idea de que todos podemos elegir, cuando en realidad un porcentaje muy
menor de ciudadanos tiene ingresos suficientes como para hacerlo.
¿Cómo se financia este
programa?
La
discusión del financiamiento la debemos abordar tomando en cuenta los recursos
de nuestro precario y desfinanciado sistema de salud. ¿Cuántos de los escasos
recursos que existen para promoción en salud terminarán en esta mala política?
El presupuesto de la Subsecretaría de Salud Pública destinará 400 millones de
pesos en “acciones ligadas al programa”. Otra fuente de recursos proviene del
“Fondo Nacional de Investigación y Desarrollo en Salud” de donde se
desembolsará 50 millones de pesos, de un fondo que cuenta con poco
financiamiento y está centrado en la investigación científica en salud. Otra
fuente de financiamiento proviene de empresas del retail y otras (Paulmann, Saieh, Luksic, Bofill), lo
que permite que este programa gaste recursos sin un control adecuado, además de
servir para quienes realizan las
donaciones, quienes obtienen importantes exenciones tributarias por donar
recursos, además de obtener propaganda gratuita gracias al gobierno.
Promoción y atención
primaria de salud
¿Es
esta la forma de abordar el problema de promover estilos de vida saludable? A
nuestro juicio no. Esto no se puede hacer de forma que los dueños del retail
sean los grandes beneficiarios. Promover estilo de vida saludable debería
hacerse aumentando los recursos destinados a la Atención Primaria de Salud (APS),
específicamente a la promoción, actividad que correspondería efectuar en y con
la comunidad, con la participación activa de los consultorios.
Se
ha demostrado a nivel mundial que los países que fortalecen la Atención
Primaria de Salud (APS) tienen mejores resultados, mayor equidad y generan
costos menores. Además, los países que crean políticas públicas a favor de la
salud, tomando en consideración la determinación social de la salud (no la
determinación individual del “elige”), conciben la importancia de la promoción
de salud en todos los niveles de decisión política, desde el gobierno central,
pasando por los gobiernos regionales y comunales, hasta los espacios de vida de
las personas.
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Proyecto con letra chica |
Lamentablemente,
a pesar de las intenciones declaradas en la última reforma, situar a la APS
como el eje central del sistema de salud, en la práctica existen problemas no
abordados que amenazan el éxito de este proceso, así como el resultado de la
Estrategia Nacional de Salud 2011-2020. Un ejemplo relevante es la falta de una
política nacional de promoción, que considere la evidencia internacional en
cuanto a los programas realmente efectivos para obtener buenos resultados.
Claramente,
todos los recursos que se van a despilfarrar en el “programa elige vivir sano”,
no servirán para mejorar la salud de la población, sino solamente para hacer un
lavado de imagen a las empresas del lucro y como propaganda política de un
gobierno, caracterizado por hacer alardes de logros sin resultados reales.
*
Por Matías Goyenechea, Director de Fundación Creando Salud, y Camilo Bass,
Presidente de la Agrupación de Médicos de Atención Primara. Integrantes de la
Mesa Temática Por el Derecho a la Salud.
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